No le tengas miedo a Dios… por eso se hizo niño
Es algo inherente a la naturaleza del hombre tener sus reservas con todo lo relacionado a Dios. Unas veces nos vemos tan poca cosa delante de Él. Otras, no queremos adentrarnos a sus cosas, pues sabemos en nuestro interior que eso conllevaría el que cambiemos de vida.
Cuando nos vemos tan poca cosa delante de Dios, no podemos aguantar su grandeza. Nos sentimos que hay otras personas más dignas que nosotros. No entendemos cómo Dios se puede fijar en nosotros.
Otras veces no queremos adentrarnos en el misterio de Dios. Sabemos que al hacerlo, Dios nos pide una mayor entrega o nos pide que dejemos algo, un defecto, o que resolvamos una que otra situación. Muchas veces, eso que nos pide Dios cuesta. Puede doler llevarlo a cabo o simplemente puede complicarnos la vida para bien. Y muchas veces, no estamos dispuesto a hacerlo. Le damos de codo a Dios.
En última instancia, tenemos miedo de Dios. Tenemos miedo a Dios y a todo lo que significa seguirle.
La historia de la salvación del hombre empieza con Dios haciéndose niño. No empieza con señales, terremotos o devastaciones. Empieza con un niño que nadie esperaba.
Dios se hizo niño fue para que pudiéramos acercarnos a Él. A un niño no se le puede tener miedo. Dios al hacerse niño nos dice al oído: ¡oye, aquí estoy y te espero. No tengas miedo!
¡Feliz Navidad a todos!