2 tipos de fe que todo cristiano debería tener
Existen dos tipos de fe que debemos tener todo cristiano. Son dos tipos de fe que se complementan y que no pueden existir una sin la otra. Estos tipos de fe son: Fe en las verdades cristianas y Fe en la persona de Cristo.
Fe en las verdades cristianas
Dios, desde el principio de la creación y más aún, con la venida de Cristo, ha ido enseñando al ser humano todo lo que Él quiere que sepamos de Él y del mundo y de cada ser humano. Nos ha dado reglas para cómo tratar la tierra, cómo tratar al prójimo, y cómo tratarle a Él.
Nos ha dicho que existen los ángeles, así como los demonios; que existe el pecado, pero también la salvación, que existen el dolor, las penas, los sufrimientos en esta tierra, pero también la esperanza de un nuevo cielo y una nueva tierra; y que nos hace partícipes de su vida sobrenatural en su Iglesia a través de los sacramentos. Y así muchas otras cosas.
Todas estas verdades de fe nos han sido dadas por Dios y son custodiadas por su Iglesia. Ahora bien, la fe en estas verdades es un todo o nada. O lo creemos todo, o es mejor no creer en nada. La fe del cristiano no es un creer en lo que más hace sentir bien, en simples palabras lindas y motivadoras, en cómo esto mueve mis sentimientos. Es un todo o nada. Dios nos da estas verdades en bandeja de plata. No podemos creer en que Dios vino al mundo y celebrar su Natividad, y olvidarnos del Viernes Santo y de su Cruz.
No… No podemos ser cristianos de cafetería… escogiendo lo mejor que nos caiga o que nos convence, y desechando aquello que sea incómodo. Tener una fe así, a medias, es camino seguro de nuestra condenación. Lo tenemos que creer todo… lo que nos guste y lo que nos incomode.
Si hubiera sido así, no tendríamos santos. Los santos son quienes hicieron la voluntad de Dios, aún cuando seguir su fe requería ir contra corriente, aún cuando lo que hicieran incomode.
Fe en Cristo
El otro tipo de fe es creer en la persona de Cristo. Creer que Él está ahí con nosotros, en todo momento, en las buenas y en las malas.
¿Cuántas veces recurrimos a Jesús porque tenemos necesidad, y nos olvidamos de Él cuando las cosas relativamente nos van saliendo bien? No podemos buscarlo solamente por que nos haga falta esto o aquello. Él espera en todo momento que le acompañemos.
Y si tenemos presente a Jesús en nuestras vidas, ¿cuántas veces tenemos una imagen deforme de Él?
Lo vemos como un Jesús “hippie”, de “paz y amor”, blandengue, de cara suave… de foto para darle un like o un amén por Facebook o Instagram… un Jesús que no rompe ni un plato…
Esa no es la Fe que Cristo nos pide. Él nos pide verlo como un ser humano completo, pues Él es perfecto Dios y sobre todo, perfecto hombre. Él es capaz de sentir pena, llorar por su amigo, por Jerusalén… pero es capaz de hacer un látigo y recriminar a aquellos que convertían el Templo, la casa de Dios, en cueva de ladrones… Él es capaz de perdonar… pero a la vez de pedir que no volvamos a cometer el pecado… ¿No fue así que le dijo a la Magdalena? “Yo tampoco te condeno… anda y no peques más”.
Tampoco es Jesús, un simple maestro, lleno de palabras lindas. No es un gurú… es Dios y como tal debemos amarlo y conocerle.
Una sola fe
¿Cómo podemos conocer lo que es Jesús? Conociendo las verdades cristianas. ¿Cómo podemos conocer las verdades cristianas? Conociendo a Jesús. Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida. Camino para encontrarnos con Él y con Dios y con su Iglesia y con nuestra salvación. Verdad, porque en Él, Dios nos ha dicho todo lo que tenía que decirnos. Y Vida, porque es Él el tesoro que nos espera en la vida eterna.